jueves, 13 de marzo de 2008

Una bomba.Una guerra.


En república dominicana se realizo un congreso para lidiar y arreglar las diferencias entre las diplomacias de tres países suramericanos: Colombia, Venezuela y Ecuador. Estos conflictos entre estos países, se han generado a raíz de la muerte de un alto comandante de FARC (las fuerzas armadas revolucionarias de Colombia). No trato de estar del lado de algún país o presidente, al contrario, mi punto de vista es muy neutro y no intento involucrarme en esta noticia. Mi objetivo es mostrarle algunas consecuencias a una posible guerra, en cuanto a contaminación acústica se refiere.



En la historia ha habido diferentes guerras entre pueblos, naciones, culturas, entre otras. En su gran mayoría, las consecuencias son desastrosas y fatales. Para no ir muy lejos, hoy en día, se presencia una guerra en Irak. La gente vive con temor en todo momento, pues, en cualquier momento puede caer una bomba cerca de ellos. Mucha gente inocente ha muerto a causa de la explosión de una bomba. Mucha gente también, se ha salvado, aunque han quedado heridos tanto físicamente como psicológicamente. Le gente que ha vivido o está viviendo una guerra, sin importar que idioma hablen, donde se encuentren, cual sea su cultura o creencias. Todos ellos tienen algo en común, todos saben el mal que les ha causado el ruido de una bomba, el ruido de soldados disparando a toda hora, de las metralletas, etc.


Por eso, El ruido de la guerra es fuerte tanto físicamente como verbalmente. Digamos no a la guerra, no solo por las personas que mueren sino por los que aun vivimos. La guerra no trae si no maldad, tristeza, desastres y muchas consecuencias malas para la humanidad en su salud (mental y física).

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